Aquí tenéis una idea fácil de llevar a cabo, emotiva y original. Se trata de llevar un par de flores especiales adjuntas en el ramo de novia, que se puedan quitar con facilidad. ¿Para qué? Para que la novia rinda un pequeño homenaje con ellas a las dos madres de la pareja.
Por ejemplo, la novia podría entregarle una de las dos flores a su madre en el momento de dirigirse al altar o a la mesa de ceremonias del brazo del padrino.
Y la segunda flor se la daría a la suegra justo después de celebrarse el enlace, cuando camine ya del brazo de su recién estrenado marido.
Para hacer esto, hay que hablarlo previamente con el florista, para que lo tenga en cuenta a la hora de diseñar el ramo, ya que esas dos flores deberían ser independientes del resto del ramo. No se trata de deteriorar el ramo de novia para quitar dos de las flores.
Y, por supuesto, ¡que sea una sorpresa para las dos madres! A muchos invitados se les caerá alguna que otra lagrimilla por la emoción.