jueves, 2 de abril de 2009
"El confesionario" (un libro de firmas audiovisual)
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Muchas veces, los novios se plantean si realmente quieren grabar en vídeo el gran día o lo ven como algo innecesario. Ya sé que los gastos que vamos acumulando en la organización de una boda son muchos, que casi nos cobran hasta por respirar… pero realmente creo que es muy recomendable tener un vídeo de la boda, casi tanto o más que el fotógrafo. Las fotos captan un breve instante; el vídeo reflejará cada una de vuestras sensaciones... y las de vuestros amigos y familiares.
Si realmente el presupuesto es el que es y no hay manera de recortar de otras partidas, tenéis un plan B muy interesante: que un amigo o familiar que tenga videocámara tome imágenes de ese gran día. Lo importante es que consigáis las imágenes en bruto: ya tendréis tiempo, una vez pasen los meses o los años, de llevarlas a un profesional y que os haga un montaje bonito (quizás hasta tengáis a alguna persona cercana que se atreva con ello).
Pues bien, tanto si es un profesional quien os realiza el vídeo como si es algún familiar o amigo, os quiero recomendar una idea original que divertirá a vuestros invitados y que será muy especial para vosotros cuando, tras la luna de miel, os podáis sentar a verlas.
EN EL JARDÍN, EN EL SALÓN, EN EL HALL...
Consiste en reservar alguna zona tranquila del restaurante o de la finca donde vayáis a celebrar el banquete: ya sea en el jardín, en un rincón apartado del salón, en el hall de la entrada… En definitiva, en cualquier lugar un poco apartado… y si es bonito, mejor que mejor. Si puede ser, y para que la gente esté más cómoda, que haya unas sillas, aunque no son imprescindibles. Se trata de organizar una especie de confesionario (sí, al estilo de “Gran Hermano”).
Es necesario que alguien se encargue de hacer correr la voz entre los invitados, para que sepan que pueden dejaros un mensaje grabado, que puede consistir en desearos lo mejor, daros algún consejo para vuestra futura vida conyugal, contar alguna anécdota que hayan vivido con vosotros (para esto los hermanos son los mejores) o, simplemente, contaros un chiste. En definitiva, se trata de una especie de libro de firmas audiovisual.
Los invitados pueden ponerse ante la cámara para dejaros un mensaje individual, por parejas o, lo que suele resultar aún más espontáneo, en grupos (de amigos, primos, compañeros de trabajo…).
Algunos profesionales ya han incluido en las partes que componen el vídeo de boda esta especie de “confesionario”. Es el caso de Amarcord Audiovisual en Zaragoza, pero seguro que los hay por toda España. En todo caso, si la empresa que os va a hacer el vídeo no lo tiene incluido, pedídselo. No creo que tengan mucho problema en grabarlo. Será un recuerdo bonito y divertido de ese día.
TAMBIÉN LOS NOVIOS PUEDEN 'CONFESARSE'
Por supuesto, vosotros también podéis aparecer en esa parte del vídeo si os atrevéis a poneros ante la cámara y hablar. Podéis limitaros a dejar un bonito mensaje a vuestra pareja e incluso improvisar una especie de entrevista. Alguien, al otro lado de la cámara os puede ir haciendo una serie de preguntas sobre cómo os lo estáis pasando. Por poner un ejemplo:
- ¿Te ha sorprendido el vestido de la novia / el traje del novio?
- ¿Cuál ha sido la parte más dura de la organización de la boda?
- ¿Y la más divertida?
- ¿Qué tal estás pasando el día?
- ¿Qué les dirías a tus invitados si te estuvieran escuchando ahora?
Pues nada, animaos a llevar a cabo esta idea. Hará que el vídeo de boda sea mucho más ameno... para vosotros y para todos los familiares y amigos que lo verán después.
*La imagen pertenece a la finca La Ínsula Barataria, de Zaragoza.