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Una vez que se ha celebrado la boda,
¿qué hacemos con el vestido de novia? Si tu intención es no venderlo,
intenta conservarlo bien para que no se ponga amarillento ni pierda la
forma.
Por cierto, si te lo
manchas durante la fiesta, mejor no lo limpies allí mismo con agua
(límpialo en seco con un antimanchas; producto que suelen tener en el
propio restaurante) porque podría ser peor el remedio que la enfermedad.
Para la conservación del vestido, ten en cuenta estos consejos:
1. Llévalo a la tintorería.
Aunque seas muy cuidadosa, el vestido se te manchará el día de la boda,
especialmente los bajos de la prenda. Si la tintorería se te va de
presupuesto, sabemos de chicas cuyo vestido no estaba demasiado sucio y
que lo han lavado en la bañera de sus casas y han quedado muy
satisfechas (si es una tela especialmente delicada, mejor no
arriesgarse).
2. Mejor no plancharlo. Al parecer, si se plancha, eso puede provocar que se ponga amarillo antes.
3. Envuélvelo en papel de seda azul.
Ya que este tipo de papel absorbe la humedad y evitará que se ponga
amarillo. Muchas veces será la propia tintorería quien te lo devolverá
con este papel de seda azul.
4. Alternativa al papel de seda azul. También hay quien recomienda envolver el vestido en una sábana vieja de algodón lavada solo en agua, sin restos de detergente.
5. Mételo en una funda. Que la funda sea de tela, no de plástico: dentro del plástico el vestido puede transpirar y ponerse amarillo.
6. Es mejor no colgarlo. Los vestidos de novia suelen ser bastante pesados, y al estar colgados, la forma podría deformarse.